Es todo cuestión de dos. Veo tu foto en blanco y negro colgada en la pared de mi habitación, justo en frente del reloj que marca las 6 y 5. ¿Casualidad? O, ¿tal vez destino? No lo creo, más bien suerte; la suerte de tenerte. Después, recuerdo: aquella canción, y aquella otra y la primera que escuchamos antes siquiera de saber que nos habíamos enamorado. Todos y cada uno de aquellos besos; a veces fugaces, a veces robados. Y aquellos otros que por azar decidimos regalarnos. Los mil sitios que hemos visto, o tal vez solo hayan sido dos. Esa frase que yo misma no supe acabar pero que tú por mí terminaste, "Que la vida son dos días...Y los quiero vivir contigo". Son tantos los momentos que hemos vivido que si tuviera que escoger uno solo no podría, porque todos y cada uno de ellos han sido perfectos; me quedaría sin tinta si intentara escribirlos, gastaría todos y cada uno de los adjetivos calificativos positivos.Y es que en el fondo tengo miedo a llegar a la última página de nuestra historia aún por escribirse...
Y entonces encuentro otra foto, y otra más. Cada una con un pedazo de nuestra historia, cada una con una parte de nuestro siempre, cada una con un poco de nuestro amor. Y acabo por darme cuenta de que aquello que suele decirse de que las historias de amor de las películas no existen, aquello de que el príncipe azul destiñe y de que los sueños se rompen a medianoche, eso de que nada es para siempre, lo de que existen los imposibles, y todo aquello que alguna vez hasta yo llegué a creer; no eran más que mentiras, y lo he descubierto a tu lado porque tú me has demostrado que la vida puede ser una película, la más hermosa de todas; que el para siempre existe y los imposibles no, y que los sueños duran tanto como tú quieras que lo hagan.
Pero en el fondo, lo diga en mil palabras, en cincuenta o solo en dos, la verdadera razón para todo esto es que te quiero.
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